Por Aldemar Velasco
El título de esta columna es la frase de angustia que por estos días exclaman con preocupación muchos padres de familia o tutores, debido a la gran cantidad de tareas que deben resolver sus hijos en época de pandemia. La situación es tan compleja, que en muchos casos las actividades en la casa se duplican. La señora Carmen Patiño, por ejemplo, vive con su esposo e hijos en una casa arrendada en un barrio estrato 2, es madre de dos hijos de 10 y 11 años, los cuales cursan el grado quinto de primaria y sexto de bachillerato, respectivamente.
Doña Carmen manifiesta que además de estar pendiente de la alimentación, cuidado y estudio de sus hijos, también debe atender su pequeña tienda para contribuir con los gastos de la casa, ya que su marido labora como vigilante devengando un salario mínimo, dinero que no les alcanza para cubrir la manutención de toda la familia. La señora Carmen agrega que la pandemia le trajo más gastos, pues debido a que sus hijos ven clases virtuales, tuvo que afiliarse a un proveedor de Internet. Gracias a Dios los muchachos tenían un computador y una tablet. Según doña Carmen, lo que más le generó dolores de cabeza fue cuando los profesores empezaron a dejar una gran cantidad de tareas y por estar pendiente de que sus hijos cumplieran con estas, no le quedaba tiempo para atender su negocio. ¿Por qué tanta tarea?, exclama doña Carmen.
En ese sentido, desde el campo pedagógico es importante tener en cuenta que las diferentes instituciones educativas no deben desbordarse enviando cantidades de tareas, causando pánico y estrés en estudiantes y padres de familia, lo que no contribuye el mejoramiento de los aprendizajes. Para ello, deben establecer diferentes estrategias que faciliten estos procesos.Si el profesor se comunica con sus estudiantes a través de una plataforma virtual, como Zoom, debe tener en cuenta los tres momentos de una clase. En el inicio debe utilizar 10 minutos; para el desarrollo, debe utilizar al menos 25 minutos; para el cierre, donde el estudiante debe realizar la actividad propuesta, recibir retroalimentación y ser evaluado, se debe utilizar al menos 30 minutos.
Con esta estrategia, lo más probable es que se logre mejores aprendizajes sin dejar actividades pendientes. En caso de que la comunicación con los estudiantes sea vía WhatsApp, el profesor debe enviar al grupo además de contenidos o textos, videos o audios cortos explicando el contenido. De esta manera, las clases, las tareas, la retroalimentación y la evaluación, se realizan durante los encuentros pedagógicos, y así se evita el estrés que no solo afecta a doña Carmen, sino a muchos padres de familia y estudiantes.