Lewis fue elegido en el reconocido galardón por encima del capitán del Liverpool, Jordan Henderson, y de la jinete Hollie Doyle, quienes terminaron en segundo y tercer lugar, respectivamente. Hamilton se lleva el premio por el récord logrado: igualar a Michael Schumacher con siete títulos de Fórmula Uno.
El primer piloto afro en la Fórmula Uno
Lewis Hamilton nació el 7 de enero de 1985 en Stevenage, Hertfordshire, Inglaterra. Sus padres lo llamaron ‘Lewis’ en honor al atleta estadounidense Carl Lewis, quien ganó diez medallas olímpicas durante su carrera.
La madre de Hamilton, Carmen, es británica y su padre, Anthony, afrobritánico. Sus padres se separaron cuando tenía dos años, así que Lewis vivió hasta los doce años con su madre y sus dos medios hermanas maternas mayores, y desde entonces con su padre, su madrastra y su medio hermano paterno menor, Nicholas, también piloto de carreras.
En 1991 su padre le dio un carro teledirigido y desde entonces empezó a ganar competiciones, incluso contra personas adultas. El sueño de Hamilton era convertirse en conductor de la Fórmula 1, por lo que su padre le compró un kart, y en 1993 empezó a competir, ganando varias carreras.
Su padre le dijo que apoyaría su carrera como piloto siempre y cuando trabajara duro en la escuela. Hamilton aceptó. Fue educado en la escuela de John Henry Newman, una escuela católica.
Mientras respondía a cabalidad en sus estudios, se dedicaba al deporte. Comenzó a correr en karts cuando tenía 8 años. Su primer campeonato llegó dos años después, en 1995, cuando conoció a Ron Dennis, el jefe de McLaren. No fue hasta 1997, que firmó un contrato con McLaren, equipo de Fórmula 1. Aún era un niño.
Cuando Hamilton ganó su primera competición de los karting, Dennis le llamó, y en 1999 se unió al programa de los jóvenes conductores de McLaren, convirtiéndose en la persona más joven en hacerlo y coronándose en el año 2000 campeón europeo de karts.
En 2001 Michael Schumacher compitió contra Hamilton en una carrera de karting junto con otros futuros pilotos de F1 como Vitantonio Liuzzi y Nico Rosberg.
Un poco más tarde Lewis quedaría en la historia al convertirse en el primer piloto negro en la historia de la Fórmula Uno. Después de una primera temporada excepcional, en 2007 se convirtió en subcampeón del mundo de Fórmula 1. Al año siguiente, en 2008, confirma las esperanzas depositadas en él al convertirse, a la edad de 23 años, en el campeón del mundo más joven de la historia de la competición. Desde entonces lleva siete títulos, y Lewis, sin embargo, sigue siendo el mismo muchacho humilde de siempre.
“Personalmente no me siento como el mejor de la historia. Sigo sintiéndome un chico normal. Yo crecí fijándome en Michael Jordan o Tiger Woods, y me resulta complicado imaginarme a su altura. Tampoco me importa si los resultados dicen lo contrario”, le dijo Lewis hace unos días al periodista Guillermo Reparaz, de la revista Fuera de Serie.
Cuando el periodista le preguntó por el secreto de su éxito, de su nivel, Hamilton no dudó: la disciplina. También le preguntó por cuál fue su gran sacrificio para cumplir el sueño de ser piloto de Fórmula Uno.
“El tiempo que se va, las relaciones y los instantes en familia que he dejado de vivir para poder competir en la élite. Hago incontables sacrificios para correr como corro, para mantenerme a este nivel. Pero no hay longevidad en esto: el tiempo nunca vuelve”.
Lewis también aseguró que todo lo logrado se lo debe al apoyo de su familia, especialmente a su padre. Agradecer es otro secreto para acercarse al éxito.
“Mi padre ha sido mi verdadera roca. Renunció a todos sus deseos, salir con sus amigos, comprarse cosas…, para llevarme a pilotar cada fin de semana. No puedo imaginar lo doloroso que fue esto para él. Si hoy estoy donde estoy no es una coincidencia: ese tío lo sacrificó todo para que yo llegase hasta aquí, por eso cada vez que me subo al coche hago todo lo posible para que se sienta orgulloso”.