Por Jesús Agualimpia – Director de Pacífico Siglo XXI
Uno de los sectores más afectados por la pandemia del Covid-19 es el de la educación. Esta coyuntura, dice el docente y columnista bonaverense Armando Arboleda Riascos, plantea grandes desafíos al sistema, que van desde las formas de enseñar y aprender, pasando por las metodologías y recursos, así como los procesos de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes.
“Es necesario destacar que la pandemia desnuda las inequidades y las brechas sociales y económicas que caracterizan nuestro país. De ahí que este flagelo se ha ensañado más en los más pobres, en las zonas marginales y en los contextos rurales del territorio”, comenta Armando.
Frente a ello, asegura que Buenaventura necesita mejorar la infraestructura de las instituciones y realizar planes muy efectivos para el regreso a clases. “Esto debe ser concertado con los sindicatos que agrupan a docentes y directivos por los temas de salud y jornadas laborales que implica la estrategia de alternancia que plantea el Ministerio de Educación. En todo esto, estamos ante una encrucijada, quizá la más retadora del siglo que vivimos, donde los límites de la escuela trascendieron los cimientos de los hogares y todos nos volvimos maestros de nuestros hijos”.
Doctor Armando, ¿qué ha pasado con la educación en Buenaventura tras estos meses de coronavirus?
El distrito de Buenaventura, como la mayoría de las entidades territoriales del país, no estaba preparado para un cambio tan drástico como el que vivimos producto de la pandemia. La educación en el distrito se ha visto obligada a replantear y generar planes de contingencia y utilizar procesos de reingeniería, metodologías y pedagogías en sus escuelas. Es importante resaltar que cada plantel educativo oficial y no oficial ha tenido que reinventarse en sus procesos de gestión educativa e institucional en todos sus cimientos.
En esta parte los padres de familia y acudientes se han convertido en los aliados inmejorables para facilitar la educación en casa. Desde luego, esta nueva normalidad entraña logros y dificultades que van desde la normal deserción educativa, el turismo escolar y la no asistencia regular a las clases mediadas por tecnologías, sobre todo en la zona urbana. La zona rural tiene otras dinámicas y depende de los grupos ya sean afrocolombianos o indígenas, por los usos y costumbres de los territorios, así como el acceso a conectividad y comportamiento del covid.
El caso de las instituciones de educación superior, técnicas, tecnológicas y profesional ha sido distinto en medio de la pandemia. Eso se debe a que de alguna manera ya tenían acercamiento a plataformas de educación, estudiantes familiarizados con mediaciones tecnológicas y docentes más habituados a procesos de enseñanza con guías y otros recursos. No obstante, también se ha agudizado la deserción y este es un estudio que debemos realizar como distrito.
¿De qué manera se ha atendido la emergencia desde lo educativo? ¿Cuáles son las herramientas virtuales a las que se han apelado y que resultados se esperan de estos ‘experimentos’?
Colombia tiene un rezago en las tecnologías de la información y la comunicación aplicadas para el aprendizaje en las aulas. De hecho, estaba planeada la optimización de estas herramientas para el año 2030, pero el coronavirus adelantó todo este proceso permitiendo que los docentes recibieran conocimientos más profundos en cuanto a estas tecnologías, aunque de manera acelerada.
El primer paso es que se cambió de la educación presencial a una educación en casa. A muchas instituciones se les ha hecho más fácil adaptarse que otras por los rezagos de conectividad. Uno de los más evidentes es la no obtención de una fibra óptica para los hogares. Es decir: no hay calidad en el servicio de Internet. También se debe señalar que hay una evidente falta de equipos y herramientas tecnológicas.
Entre las cosas positivas, se podría resaltar la vinculación directa de los padres y tutores en la enseñanza de los hijos. Esta tarea estaba pendiente. Se creía que la escuela era la responsable de la educación de los niños. Hoy se ve que es un trabajo mancomunado escuela-casa, que ayuda en el objetivo común.
Todos estos cambios, el uso de guías, entre otros, han permitido que los docentes, padres de familia y estudiantes estén más inmersos en términos de tecnología, lo cual ha sido muy positivo.
¿Cree usted de los alumnos sí están aprendiendo con la educación en casa?
En el caso de Buenaventura se ha priorizado la retención escolar. No se puede pensar que se está captando el 100% de la atención de los estudiantes porque no hay un mecanismo idóneo que nos permita verificar que estamos asistiendo a procesos reales del aprendizaje.
El aprendizaje requiere no solamente de una mediación, si no que necesita que haya formas de constatar la validez del mismo y ponerlo en contexto para que se haga evidente no solo a través de evaluaciones, si no que el individuo pueda reflejar todo lo que ha aprendido para manifestar de manera clara y precisa y así mostrar el cambio que ha tenido a partir de lo que se le ha dado.
Las instituciones hicieron encuestas de conectividad las cuales arrojaron que más del 50% de los estudiantes no tienen cómo hacer clases sincrónicas ni asincrónicas utilizando tecnologías, es un número muy alto. Aunque varía en algunas instituciones.
No se puede decir con exactitud qué cantidad de estudiantes están aprendiendo porque ellos podrán repetir contenidos proveídos por las guías y esto no necesariamente muestra aprendizaje, sino repetición de contenidos.
El objeto era que los estudiantes no desertaran del sistema y tenerlos en el sistema educativo, de manera activa. Pero para el año 2021 se estima que aumente el rezago escolar en los estudiantes porque se presenta la diferencia entre lo que debe saber y lo que sabe de un grado para otro, esta situación es frecuente en las zonas rurales, pero se agudizó para todos.
¿Los planteles ya están preparados con los protocolos de bioseguridad para volver a las clases presenciales? ¿Cómo están los colegios en materia de dotación e infraestructura en ese sentido?
Se le está pidiendo a las instituciones que realicen sus propios planes de alternancia con el acompañamiento de la Secretaría de Educación Distrital.
Pero no soy muy optimista para el regreso de los estudiantes porque hay mucho por resolver y adecuar y realmente los tiempos van corriendo. Por eso no pensaría que este año, al menos en el primer semestre, se podría volver a la alternancia. Hay demasiado por organizar y dotar en los planteles educativos urbanos y rurales.
Todos sabemos que en la medida en que los estudiantes no vuelvan a la escuela se enfrentarían a un rezago mayor en términos de aprendizajes y sociabilización comunitaria.
De las 21 instituciones que tiene Buenaventura en el casco urbano, solo el 10% se podrían dotar de manera rápida de los elementos necesarios para la reanudación de sus actividades. En la zona rural, hay 20 instituciones educativas, no me atrevería a dar una cifra como tal. A todo esto, hay que sumarle la postura que bien sostienen los sindicatos en términos de que no están dadas las condiciones; porque hay que tener en cuenta las edades de los docentes y las enfermedades de base, todo esto obliga a otro tipo de concertación entre el sindicato, gobierno y desde luego la reflexión de los docentes y directivos al respecto.
En síntesis, hay un problema de infraestructura y dotación que ha sido recurrente en el sector educativo del distrito. Para nadie es un secreto que hemos tenido una infraestructura educativa que ha estado un poco desatendida, eso ha acusado el deterioro de las instituciones, así como la no pertinencia de la dotación escolar en recursos y herramientas de enseñanza.
Armando Arboleda Riascos es licenciado en literatura de idiomas, especialista en planeación educativa, magister en educación superior, doctor en ciencias de la educación. Como investigador, ha participado con el equipo que hizo el levantamiento de la línea de base etnoeducativa para la ciudad de Cali, dirige el equipo de diagnóstico educativo de Buenaventura año 2020, es directivo docente y catedrático universitario de la Universidad del Valle, sede pacífico y de la Universidad de Montrer de México.