A pesar de todos los obstáculos de diversa índole, el Mundial de Fútbol 2010 se realizó en Sudáfrica. Hubo toda clase de pretextos y protestas de empresarios, patrocinadores, federaciones, medios de comunicación, deportistas, gobernantes para que dicho evento no se llevara a cabo.
Unos manifestaban que Sudáfrica nunca ha ganado nada en el fútbol; que era un país muy atrasado, lleno de guerras; que no tenían la infraestructura ni escenarios deportivos suficientes, ni hoteles, ni carreteras, ni vehículos, ni personal actos y preparados para atender al público que llega a eventos como este.
Pero a pesar de todo esto, contra viento y marea, Joseph Blatter, presidente de la Fifa, se sostuvo en lo dicho y el Mundial 2010 se realizó en África.
Esta actuación de Blatter deja varias lecciones. Una de ellas es que cuando se quiere, se puede. Y la segunda es que el racismo o la discriminación racial a los negros en el mundo, sólo se acabará en la medida en que el blanco baje la guardia de la discriminación o el mismo blanco decida combatirla. Ejemplos como este abundan a lo largo de la historia. Miremos casos puntuales en donde el blanco ha permitido acceso a los negros, casos como los premios Nobel de Paz, que al merecerlos algunos negros, ha funcionado más la conciencia y la reflexión del blanco. Casos como el premio Nobel de Martín Luther King, Nelson Mandela o el más reciente: Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, el caso más claro de tolerancia blanca a favor de los negros.
Claro que cuando se trata de guerra de negros contra blancos, las batalla han sido descarnada y generalmente duran mucho tiempo hasta que el blanco decide hacer un alto. Es como el apartheid de Sudáfrica en contra de los negros. Los blancos no fueron los que cedieron, los negros fueron los que los tenían asediados y aunque los blancos mataban muchos negros, éstos empezaron a darles de baja y a destruirles los bienes como fábricas, minas, oleoductos y otros que eran propiedades de los blancos.
Algo similar sucedió en Haití contra el ejército de Napoleón, que fue vencido por Henri Cristofer y Dessalines en Puerto Príncipe. Y qué decir de la guerra en contra de la esclavitud en Norte América, en Colombia y en otros países de América.
No existe un solo país del mundo donde existan negros que no hayan ganado su libertad. Otra cosa es el ejercicio del poder en el cual el negro, así gane la guerra y las elecciones, le toca pasar por el retén del blanco y éste allí le gana la batalla. Ejemplo claro es que el Gobierno Nacional, solo hasta cuando quiso, nombró a una ministra negra en el Ministerio de Cultura. De igual forma sucedió con el reinado de Cartagena. Cuando el blanco quiso, después de 65 años, una reina negra fue elegida. Así ha sucedido en todo. El día que el blanco quiere nombrar varios ministros, embajadores o funcionarios de alto rango que sean negros, lo hará. El negro, en la actualidad, no depende de sí mismo. Depende de lo que disponga el blanco. Hay que despertar.