Vienen los paracaídas

Llegó el tiempo de las campañas políticas y con ellas  aparecen todo tipo de ilusionistas, promeseros, politiqueros, zanqueros, filibusteros, maromeros, cuenteros, malabaristas, algunos locales y otros foráneos.

Lo curioso es  que en la mayoría de los casos son los mismos, con las mismas promesas que le hicieron a Buenaventura hace 4, 8, 12, 20, 30, 40 y más años. Y sin embargo la ciudad sigue igual, con los mismos problemas y aún peores, aunque quizá lo más crítico es que nuestra gente vuelve y les cree;  vuelve y vota por  los mismos,  por lo que surge una pregunta: ¿por qué lo hacen de nuevo?

Muchas discusiones y debates a nivel local se han llevado a cabo acerca de ese comportamiento de nuestra gente, el de votar por el engaño de algunos. Se cree que  el  problema tiene simientes mentales que datan de los tiempos de la esclavitud  con las promesa de la libertad  por obediencia, muchas de las cuales no se cumplían. El anhelo  de libertad solo se  conseguía con la muerte.

Otros consideran que nuestro pueblo es presa fácil de los promeseros  por todo el cumulo de necesidades insatisfechas que se tienen. Se cree que el día en que mejore nuestra condición de vida en forma colectiva, mejorará nuestra autoestima y la manera  de discernir  los argumentos de aquellos que nunca cumplen lo que prometen.

También hay otros argumentos en los que se apoya el filósofo humanista e investigador John Claudio Ireger con su  obra ‘Idiosincrasia del Homo Pacífico’. Dice John que el negro fue y sigue siendo educado para obedecer, mas no para mandar,  porque para mandar requiere conocimiento y este se adquiere a través de la educación formal e informal y allí tenemos algunos huecos que debemos trabajar.

Suponemos en teoría que cuando el negro haya aprendido todo esto, entonces,  será un negro diferente y estará preparado para gobernar a su  pueblo y al país, pues de lo contrario  nos toca seguir observando  el deprimente espectáculo del desfile cada 4 años de paracaidistas políticos de ocasión.

Por último,  lo  que sí es inaceptable  es que todavía haya gente que se meta a la política solo con el propósito de pescar en río revuelto, sin ningún tipo de apoyos. Eso es lastimoso y deplorable  y lo peor es que algunos de estos personajes ya son conocidos por todos.

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