El Malecón de Buenaventura

Volví a caminar en el parque Néstor Urbano Tenorio, lugar donde

Se construye el Malecón Bahía de la Cruz en su primera etapa. Después de dos años en que no acudía a ese lugar debido a las obras, siento que faltan algunas cosas que en mi concepto son pequeñas pero que ya deberían estarlas instalando. Como las barandas o pasamanos de protección en la orilla del Malecón, para evitar la caída al mar de niños o adultos mayores. (Aunque algunos expertos dicen que dichas barandas no son necesarias).

Pero a decir verdad, me sentí muy bien con todos los trabajos que han hecho en este lugar. Tengo que reconocer que al principio, cuando se habló del Malecón, las expectativas fueron mayores a las posibilidades y seguramente habrán muchas críticas, pero quienes vamos a ese lugar a caminar y hacer deporte nos sentimos maravillados por su transformación.

Hoy los bonaverenses tenemos un espacio con libertad de movimiento, senderos espaciosos, que nos permite el privilegio de disfrutar el mar con toda comodidad, privilegio que por cierto, no tienen las grandes capitales.
En el Malecón podemos recrearnos, encontrarnos con los amigos y la familia, deleitarlos con la naturaleza o en otras palabras, disfrutar la vida. Ir al Malecón es como estar en un hotel cinco estrellas, y encima gratis.
Yo no entro en la discusión de lo técnico, porque esa no es mi especialidad, escribo sobre lo que sé y lo que veo. Por ello no incluyo en esta columna un análisis en el sentido de si las obras de hoy corresponden a lo planeado. Como ciudadano considero en todo caso que este lugar es mucho mejor que ayer y quiero dejar constancia de ello.

Ahora, si nos atenemos a lo que dicen los entendidos, la palabra ‘malecón’ traduce “muro de contención que detiene las olas sea de un río o del mar”, y es justamente lo que tenemos en Buenaventura. La idea inicial de la obra, por cierto, fue de Saulo Quiñónes; los recursos los obtuvo Bartolo Valencia Ramos y puso la primera piedra; y Eliécer Arboleda la culmina.

El Malecón entonces nos garantiza calidad de vida y además nos protege. Pienso en ese sentido que es tiempo que dejemos de criticar tanto las cosas nuestras y en cambio las comencemos a valorar en su justa medida. Y cuidarlas.
El Malecón Bahía de la Cruz es un orgullo de Buenaventura y por lo tanto la entidad que lo administre debe tener un perfil social, que más allá de lo económico ame al Distrito y entienda que esta obra es el punto de partida para terminar de construir la ciudad que queremos. ¡A disfrutar del Malecón!