Por primera vez en la historia, los negros se pusieron de acuerdo para elegir un presidente de izquierda y una vicepresidenta afrodescendiente: Gustavo Petro y Francia Márquez, respectivamente.
Este hecho histórico deja una lección muy grande para los incrédulos de los partidos tradicionales en Colombia, que supusieron que las maquinarias, de nuevo, vencerían, y se encontraron con el voto, unido, del negro.
Lo sucedido en las urnas con el pueblo afro indica que algo está empezando a cambiar a pesar de las críticas hacia nuestra etnia. Durante décadas el discurso ha sido el mismo: se decía que los negros no nos unimos, que somos individualistas, que nos cuesta trabajar en equipo por un objetivo común debido a la herencia maldita del esclavismo, de trabajar siempre para otro. Las elecciones mostraron lo contrario.
En Buenaventura, el 86% de los ciudadanos votaron por Petro. Las cifras son similares en las regiones con población afro. Mayoritariamente el voto negro fue para Petro y para Francia, en un entendimiento colectivo nunca antes visto.
Sin duda alguna llegó el momento de muchos cambios para el país y para la población afro. Este momento de efervescencia y entusiasmo por un gobierno distinto, de izquierda, debe llevarnos a seguir unidos para continuar en el camino de dejar atrás tantos males históricos que siguen acechando en el día a día a nuestra gente: el hambre, el marginamiento y la injusticia que mantiene rezagados a nuestras comarcas.
El cambio del que tanto se habla, en el caso de la población negra, debe ser mental. El objetivo es consolidar ese trabajo en colectivo que nos llevó al éxito electoral con la Presidencia, y ahora debe apuntarle a la búsqueda del bienestar de toda la población.
Es cierto que algunos analistas se han preguntado por qué, históricamente, los negros se discriminan entre sí. Los entendidos aseguran que la respuesta está en las brechas históricas en educación, en el desconociendo de nuestra historia y lo que le hemos aportado al país, en la negación ancestral producto de la crianza recibida.
Pero en las elecciones demostramos que eso puede quedar en el pasado para empezar a construir un futuro donde todos quepamos, donde a todos nos vaya bien. En Pacífico Siglo XXI estamos convencidos de que aquello va a ocurrir.