Derecha, izquierda…

Recuerdo que cuando era niño e iba a la escuela, nos hacían formar en el patio principal del plantel. Eran seis filas por orden de estatura, y cuando las filas estaban alineadas, se escuchaba la voz del rector, Armando Perea, entrecortada por la disfonía que le causaba el licor del día anterior.

Él se paseaba por medio de las filas y decía: “ustedes a la derecha y ustedes a la izquierda”. Yo renegaba, porque siempre me tocaba la izquierda, y a ese lado hacía mucho sol en las mañanas,  mientras que los de la derecha estaban en la sombra. En la jornada de la tarde nos hacían formar nuevamente. Yo me ponía feliz porque me tocaba al lado izquierdo, y a esa hora el sol pegaba al lado derecho de la formación.

La dicha me duraba poco porque al rato salía el profesor de educación física y decía: “Pasen a la derecha los gladiadores”. Es decir,  los buenos deportistas.

Con ese discurso pasábamos de la sombra al sol, y marchábamos bajo las órdenes del profesor Santiago Mosquera. Él decía, al paso de nuestra marcha: “Izquierda – derecha, izquierda-derecha”.

Muchos años después, vine a entender que los niños de la derecha eran los hijos del privilegio, los hijos de los paisas, de los comerciantes, de los doctores y de los maestros del pueblo, quienes no permitían que se asolaran con los de la izquierda.

Mucho tiempo después,  vine a entender que la derecha es un poder y la izquierda es una fuerza; y tiempo después también vine a entender por qué cada vez que peleábamos con los hijos de la derecha,  los maestros nos castigaban con látigo, y al otro día teníamos que traer a nuestros acudientes para poder entrar a clases, mientras que a los hijos de la derecha los despachaban y al otro día entraban a clases sin ningún problema sencillamente porque en la tienda del papá los maestros de mi escuela fiaban la remesa.

Y ahí entendí  que mi país es un país gobernado por gente de derecha que viene  de un legado  esclavista.  Por eso  en la abolición de la esclavitud,  a quienes tenían esclavos les pagaron por liberarlos,  en cambio a los esclavizados no les dieron nada para vivir.

Muy tarde entendí además, que la derecha que gobierna este país sólo piensa en riqueza, en dominio y en guerra, que  deja buenos  dividendos. Y entendí que todo aquel que piensa distinto es señalado, sindicado, codificado y estigmatizado.

También entendí que la izquierda se fija en el ser humano como ser pensante, dueño de su vida, y cree que la libertad de acciones y pensamiento es un derecho para todos.

Pero, no es un poder, repito. La izquierda es sólo una fuerza. Entonces también entendí que este país no será justo jamás miente esté gobernado por la derecha.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *