Por José E. Mosquera
Daniel Valois Arce fue uno de los abogados pena-listas y oradores más fecundos y brillantes en el siglo XX en el país. De hecho, así se evidenció en la defensa jurí-dica que hizo al General Gustavo Rojas Pinilla, en el juicio político que le adelantó el Senado en 1959. Además se destacó como parlamen-tario, escritor, ensayista y diplomático.
Nació en Tadó, Chocó, en 1910, y murió en Medellín en 1989. Hijo de Daniel Valois Castillo y Arcenia Arce. Bachiller del colegio San José de Medellín y abogado de la Universidad Nacional de Bogotá. Su tesis de grado se basó sobre el espiritualismo y el fascismo, la cual causó bastante revuelo por su defensa de la plataforma ideológica del partido fascista del dictador italiano Benito Mussolini.
Daniel Valois Arce y Osias Lozano Quintana fueron los primeros negros chocoanos en llegar al Congreso de la República, ambos en nombre del partido Conservador. Escolló en la política en medio de la crisis de la gran división del conservatismo y el ascenso al poder del partido Liberal en 1930. Su escenario fue en un congreso de juventudes conservadoras, evento que estuvo marcado por una división frente a las doctrinas políticas que deberían seguir las juventudes del partido.
Por un lado, estuvieron las juventudes tradicionalistas, liderada por Rafael Azula Barrera y Manuel Mosquera Garcés, entre otros, que buscaban que el ideario de las juventudes se continuará sustentando en las doctrinas clericales que habían dominado la cohesión partidista durante la hegemonía conservadora de 1886 a 1930. De otro lado estaban Gilberto Álzate Avendaño, Carlos Vesga Duarte y Daniel Valois Arce, quienes planteaban la adopción de las doctrinas del fascismo en la política colombiana. Finalmente fueron derrotados por los tradicionalistas con la expedición de una declaración de principios sustentada en la tesis del catolicismo doctrinario que había marcado el derrotero político conservador. Sin embargo, esa derrota le sirvió al naciente líder político chocoano para afianzar en Antioquia la ideología fascista en la campaña electoral de los azules en tierras paisas.
Sus tesis fueron recibidas con elogios en las páginas del El Colombiano, donde exaltaron sus principios conservadores y colocando a disposición del joven las páginas del diario más importante de Antioquia con una nota en donde se dijo: “las páginas de este diario esperan verse favorecidas con su estilo y sus ideas”. Fue así como Valois Arce comenzó a destacarse dentro del partido Conservador por su elocuencia como académico y exponente del fascista. Fue ese ideario que lo puso en el mismo sendero ideológico de Gilberto Álzate Avendaño, otro de los grandes líderes del partido Conservador, exponentes del fascismo en Colombia.
De allí surgió una gran afinidad política entre los dos. Ahora Valois Arce, más allá de su ideología fascista y de ser admirador de los dictadores Benito Mussolini y Francisco Franco, fue un estadista brillante, un intelectual dotado de una vasta cultura política y literaria, un humanista erudito en el campo de la filosofía y el derecho. Un académico con un gran olfato de investigador, escritor prolífico y un contradictor agudo y satírico. Por supuesto, un gran ideólogo del partido Conservador y por eso ocupó la dirección del periódico La Unidad, una de las tribunas políticas de los godos. Luego fue columnista de El Tiempo por sus afinidades con Eduardo Santos en defensa del franquismo.
En el plano político logró una gran figuración nacional por su elocuencia y su sapiencia como abogado, académico, humanista y orador en el Congreso. Fue crítico de los gobiernos de La República Liberal 1930-1946, especialmente de Alfonso López Pumarejo, críticas que plasmó en el libro ‘Alfonso López Pumarejo, semblanza de un político y análisis de un régimen’, en el cual realizó un balance de su gobierno y lo acusó de “empujar al conservatismo hacia a la antipatía de las clases obreras y hacerle perder el respaldo de parte del campesinado”. Valois Arce se desem-peñó como alcalde, juez, diputado del Chocó, gobernador del Chocó, pero no alcanzó a posesionarse por los sucesos del 9 de abril del 1948. Fue director de la Biblioteca Nacional, Agregado Cultural en la Embajada en Venezuela, representante a la Cámara y senador. Como escritor fue autor de varios libros: ‘Departamento del Chocó’, ‘José Antonio Galán’, ‘El Canal Atrato – Truandó’, ‘Itinerario Espiritual’, ‘Los Monjes, un mito trágico’, entre otros.
Tras el golpe militar al pre-sidente Laureano Gómez, el 13 de junio de 1953 por el General Gustavo Rojas Pinilla, y la posterior decisión de la Asamblea Nacional Constituyente, que él designó y que le otorgó legitimidad como Presidente para el período 1954-1958, se desataron olas de protestas que obligaron a Rojas Pinilla a renunciar el 10 de mayo de 1957. Su renuncia desató en el Congreso un juicio político entre 1958 y 1959 en su contra y fue cuando Daniel Valois Arce y Jesús Estrada Monsalve, asumen su defensa.
En ese juicio Valois Arce no solo deslumbró por la brillante defensa que hizo del General en el Congreso, una defensa que despertó elogios no solo por la profundidad y elocuencia de sus argumentos, sino por el acervo que demostró en el conocimiento del derecho penal en la dimensión universal del pensamiento filosófico en la cultura occidental. En conclusión: Daniel Valois Arce no solo se destacó como uno de los mejores abogados penalis-tas, sino como uno de los oradores más brillantes y cultos del país. En ese juicio quedó exaltado como uno de los abogados más emble-máticos y sobresalientes en los anales del derecho penal en la segunda mitad del siglo XX.